El cielo no es azul

Ha pasado casi un mes desde que llegué, asi que ya puedo decir que estoy más o menos asentada, todo funciona perfectamente, me siento como una más, camuflada entre la gente por las calles, pasando desapercibida.

Pero hay algo de lo que nunca podré llegar a acostumbrarme: el tráfico.

Cada mañana me monto en la moto con mi padre de acogida y nos aventuramos en el misterioso, caótico, e insufrible mundo de la carretera. 

La ong está a unos 10 km de distancia, y en Madrid tardarías unos 15-20 minutos (dependiendo del tráfico) en llegar. Aquí sin embargo tardamos unos 35-45 minutos, y eso porque vamos en moto, que sino sería 1 hora o más.

Cuando describo el tráfico aquí como misterioso, me refiero a que la manera en la que los conductores consiguen sobrevivir día a día, llegando sanos y salvos a sus casas o lugares de trabajo es muy pero que muy misteriosa. Yo temo por mi vida todos los días, aunque poco a poco voy confiando más en ellos, y sé que nada me pasará. Sin embargo, he podido ser aplastada por dos autobuses adelantando a la vez o arrollada por otra moto/coche/bici. 

Pero no solo los conductores corren peligro, los peatones no se salvan. Aquí la gente decide cruzar en medio de la «autopista» sin miedo alguno, y por supuesto, nadie les dirá nada, solamente les dedicarán unos segundos de su tiempo pitando. 

Y con ésto llego al segundo punto: caótico. Cada vehículo circula por donde le da la gana, adelanta por donde le da gana y se para a descargar o a recoger pasajeros en donde le da gana. Vamos, que nadie se preocupa de los demás conductores, bastante tienen con preocuparse de ellos mismos. Otro gran problema es el adelantamiento. No hay regla alguna: las motos se cuelan entre escuetos huecos (por eso comento más arriba que podría morir aplastada), los coches zigzaguean, frenan o aceleran dependiendo de la urgencia y los camiones simplemente tocan el claxon y esperan a que los demás se aparten para pasar. Pensándolo mejor, si que hay una regla a la hora de adelantar: todo aquel que se encuentre por detrás de ti tiene el deber de frenar si tu adelantas o te cruzas en su camino, porque es más fácil que él te vea, y no que tú le veas a él por el espejo retrovisor. Y todos siguen esa regla, no importa quien lo esté haciendo mal o bien, por eso,  siempre llegan vivos y coleando a sus destinos, pero no sin antes mostrar sus habilidades con el claxon. 

Y es ahora cuando comento el tercer adjetivo dedicado a la carretera: el insufrible ruido, polvo y la contaminación.

En India el invento del claxon llegó a su culmen. Todos usan el claxon aquí, cosa que es muy útil si no quieres pegarte una leche contra alguien. Pero en mi opinión el uso del claxon se ha sobre-explotado, llegando a puntos en los que sin ser necesario, se hace uso de él.  Pitan cada vez que hay un cruce, cuando adelantan, cuando te adelantan, cuando ves que una fila de coches se incorpora a la carretera, cuando hay un grupo de gente esperando a cruzar pero no lo hace (aun así, el coche pita para avisarte de que te ha visto y que no cruces), y así un sin fin de razones más. Por lo que he llegado a pensar que entre ellos se comunican mediante pitidos -te adelanto, me adelantas y te veo, no cruces que voy rápido y no te puedo esquivar, cruza porque te da tiempo, acelera que el semáforo se pone en rojo, llego tarde y quiero que todo el mundo me deje pasar y un laaaargo etcétera- . En mi opinión, el peor uso del claxon es cuando llegan a un semáforo, y estando en rojo, sabiendo que no se puede pasar, pitan, ¡¡¡¡como si se fuera a poner en verde por pitar más y más veces!!!! En fin… sinceramente muchas veces me dan ganas de meterles el «pito» por el culo. 

Y a parte de la contaminación acústica, está la contaminación producida por la cantidad de vehículos que hay todos los días en las carreteras. A cualquier hora hay coches, ya sea de madrugada, por la noche o por la tarde, siempre hay coches. Sin olvidarme de mencionar los autorickshaw, un vehículo triciclo que se utiliza en la India a modo de taxi. Te lleva a dónde sea (o quiera el conductor) a velocidades inimaginables por calles inimaginables, y contamina lo inimaginable. 

Y es una pena porque por culpa de la gran contaminación que hay en ésta ciudad, no he visto ni un día el cielo azul que vería en España. Siempre está teñido de un color gris azulado. Nunca sabes si va a llover o hará sol, porque casi siempre el cielo tiene el mismo color.

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5 pensamientos en “El cielo no es azul

  1. mama

    Aunque el cielo no es azul,con la mirada de tus ojos,con tu manera de ver las cosas ,a las personas, todo lo que te rodea,tus en sensaciones, tu forma de vivir esa vida, de aprender, de adaptarte hace que para nosotros que no podemos verlo sea como si estuvieramos alli.Como dice Arancha vamos en tu mochila y tellevamos en el corazon

  2. pati

    ummm como huele a humo y qué poco se oye con tanto ruido! pero seguro que el cielo es azul detrás de esa capa gris… y seguro que algún día cuando camines por tus calles i escuches el pitido infernal de algún cagaprisas te irás ahí, al kaos de ahora y lo recordarás con cariño! sigue contando tquiero!

  3. rosa

    Me he agobiado con el ruido de los claxon y el caos de los coches,pero que bonito, estas creciendo de forma personal yme siento orgullosa de ti,sigue asi y cuenta mas, que me gusta saber de ti. Mejorate y se feliz bs te quiero

  4. Arantxa

    Coches, motos, contaminación ,colores olores,sonidos……todo es diferente.
    Vamos tod@s dentro de tu mochila,disfruta,se feliz,y cuídate mucho.te queremos.
    Los navarracos

  5. mar

    animo guapa, menos mal que no tienes que conducir, luego lo extrañaras, muchos besos

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